Mi vida cotidiana en el Sureste Asiático.
Definitivamente no fue la vuelta al mundo, bueno para ser exactos no dió ni un cuarto de vuelta. Sostenido por cuerdas para evitar su desplazamiento, el gran globo sólo se elevó lo suficiente para que los automóviles y las casas se vieran pequeñitas; "¡mira parecen de juguete, la ciudad se ve como una maqueta!" gritó la poblana. Para mi sólo se elevó lo suficiente... pero ¿cuánto es lo suficiente y quién determina eso? María Luisa llevaba dos semanas pidiéndome subir al globo que descubrimos un día que ibamos a toda prisa rumbo a la Embajada de México, como es su costumbre, empezó a hacer preguntas al respecto. Se le iluminó la cara al descubrir que el aire caliente es el que eleva los globos de Cantoya, se moría de curiosidad de sentir elevarse "como los pájaros" y ver las cosas desde otra perspectiva.
Bájandome del autobús en Holland Village, vi un póster que decía "Sex on the Beach", mi reacción inmediata fue pensar ¡Wow! ¿a ver? mientras me iba acercando para verlo detalladamente. Los cinco segundos que duró esta impulsiva reacción del subconciente se vieron opacados por mi faceta (muy conciente) de "abnegada madre" y al instante me pregunté cómo había podido traer a mi hija a este país tan "liberal".