domingo, septiembre 17, 2006

Fiestas Patrias





Septiembre fue recibido "como Dios manda", desde el día ocho iniciamos los festejos nacionales por este lado del mundo. Cada año, durante el mes de septiembre, la Embajada organiza el Festival Mexicano. Este año fue invitado el Ballet Folklórico de Veracruz con su respectivo Marichi, así que la cosa se puso sabrosa con bailes regionales y canciones rancheras que nos dejaron con dolor de garganta pero con mucha pila para seguirla yéndonos a bailar salsa.

Dentro de las actividades del Festival estuvo la presentación de la cantante Tonana, quien se dedica a dar a conocer canciones tradicionales en sus lenguas originarias, náhuatl, zapoteco, totonaco, etc. Se presenta con un guitarrista, un tecladista y un percusionista que cuenta con una serie de instrumentos como conchas, flautas prehispánicas, carrizos, tambores, etc. Es una especie de new age muy mexicano por aquello del idioma y los instrumentos de percusión.


La curiosidad de la poblana no se pudo contener cuando escucho el ritmo de una especie de maraca en forma de huevo, siguió el ritmo con el puño cerrado y se puso de pie para poder observar el peculiar utensilio musical. Tonana se percató de tal fisgoneo, se acercó a ella y la invitó a tocar el instrumento, obviamente María Luisa estaba feliz de satisfacer su curiosidad e hizo su mejor esfuerzo durante el performance.

Para el 15 de septiembre y después de una embarradita de bailes y música nacional, María Luisa estaba muy entusiasmada con ir a dar el grito y a festejar el cumpleaños de México. Mientras estaba en el colegio y caía un diluvio, yo fui a comprar los listones para las trenzas y a decorar el salón donde sería la pachanga, junto con otras mexicanas mitoteras. La ventaja del aguacero fue que la tarde estuvo fresca y no dejó decaer el ánimo de mi poblana que se puso su vestido jalisquillo, se quedó quieta para hacerle las trenzas y se comportó a la altura a la hora del grito y la cantada del Himno Nacional.

Nosotros disfrutamos el convivio entre los paisanos, pero sobre todo de la comida, nada compararble con lo que se disfruta en el terruño pero para estar en Asia, la verdad es que el menú fue fantástico: enchiladas de mole negro, tamales de salsa de guajillo, guacamole con totopos, quesadillas, tacos al pastor, y una que otra atrocidad como nachos y salsa dulce. Tuvimos que tomar Coronas y tequila Patrón como penitencia del destierro, pero en el postre nos desquitamos con buñuelos, flan, camotes, alegrías, cocadas y jamoncillos.

Para amenizar el evento estuvieron presentes los mariachis y el Ballet Folklórico de Veracruz, a estas fechas ya teníamos algunos cuates entre el Ballet así que la fiesta resultó un tanto más familiar. Corrían y bailaban los niños, los adultos no dejabamos de conversar, comer y tomar hasta que a algunos les dió por cantar y como el Mexican Idol no se distingue por la calidad de sus voces pues poco a poco fuimos despejando el área.








Nos faltaron el desfile y los chilaquiles para la cruda, pero hicimos el mejor esfuerzo por celebrar las fiestas patrias como se debe, ya nos tocará "gritar" por allá y el corazón se llenará de imágenes para recordar.

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