martes, enero 10, 2006

¿Cómo se ve el asunto?

Según parece hay dos maneras de no ser malayo, indio, chino o singapurense y pertenecer aquí. La primera y más comoda, es ser un ex-pat; alguien ajeno, fuera de su patria por cierto lapso que busca los productos de su país y sólo consume lo que ha consumido a lo largo de su vida. Educa a sus hijos con los sistemas de su nación y busca a "los suyos" para relacionarse. Flota sobre esta sociedad y no le interesa entender sus idiomas, religiones, comida, etc.; es un fantasma observador aunque al ser corporeo como todos los demás, pues tiene su espacio bien ocupadito y finalmente el país le ofrece lo necesario para vivir y para vivir bien.

La otra manera es tratar de entender cómo funciona este asunto; principalmente tres culturas diferentes, aunque con todas las variedades que la probabilidad nos permita concebir. Cada lengua arrastra sus acentos, cada raza sus colores y particularidades, cada religión a sus dioses y cada cultura sus tradiciones. Es maravilloso como la convivencia intercultural afianza tu identidad abriendo espacios de cohesión social y pertenencia, de manera que podemos tener curry, fideos con bolas de pescado, empanadas, brochetas, etc. para elegir qué comeremos hoy. Por supuesto estan presentes los ricos frijoles negros, refritos y enlatados, gracias a la maravilla de ser el patio trasero de EEUU porque de México no hay más que el chile, en el buen sentido... pero eso es otra historia producto de las tarugadas de Colón y no de relaciones mercantiles civilizadas entre dos países.

Sería muy simplista y ambicioso intentar describir a los chinos, malayos o indios desde la perspectiva de una chilanga en Singapur. Sólo puedo expresar mis percepciones, cómo se las arregla mi mente para asimilar olores, colores, sensaciones y sonidos para luego acomodarlos en donde quepan. Una vez aclarado lo anterior los invito a ver la comida del día.

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